jueves, 29 de septiembre de 2011

domingo, 25 de septiembre de 2011

Todo depende de como te veas a TI MISMO!

De chiquita que soy grandota de cuerpo. Nunca tuve buen físico, es más, siempre fui la gordita del grupo, debe ser por eso que tengo un trauma con mi cuerpo. Soy muy acomplejada, me cuesta aceptar que Dios, el destino o mis padres me hicieron con esta cosa como cuerpo. Después de la separación de mis padres engorde un montón, era una vaca gigante, pero no me acomplejaba tanto porque vivía usando ropa deportiva y no salía a los boliches ni nada como para darme cuenta. Cuando me fui a Corrientes a vivir con mi papá empecé a caminar mucho más que antes, vivía vagando, lo cual hizo que en más o menos diez meses bajara diez kilos, estaba muy flaca, y mama decía que parecía enferma. En ese entonces mucho no disfrute de haber adelgazado tanto porque tampoco salía, y para cuando volví a Buenos Aires ya había engordado casi la mitad de lo que adelgacé, y seguí engordando. Cuando lo conocí a mi segundo novio baje bastante porque salía más de mi casa, también porque empecé a hacer kinesiología; así que caminaba bastante, me movía muchos más. A lo que no le doy tanto porcentaje de importancia es al sexo. Según dicen los que saben, el hecho de tener sexo hace bajar muchas calorías. Yo no lo veo así. Creo que todo depende del ritmo de vida que tiene cada uno. Una persona que vive haciendo ejercicio pero que se come hasta la heladera, lo más probable es que se vea siempre igual, o peor que comience a engordar. Una persona que no come y hace mucho ejercicio va a adelgazar, eso es cierto, pero a la larga va a engordar todo lo que logro bajar, porque el cuerpo va a absorber más calorías de lo normal cuando vuelva a probar bocado. La persona que come sano pero tiene una vida sedentaria lo mas probable es que engorde más que una persona que como variado y hace ejercicio. Por último, aquella persona que come variado, sano, hace ejercicio y, por sobre toda las cosas, tiene una vida social estable y linda, no va a tener problema con su cuerpo. Le va a importar poco y nada si pesa 80Kg y tiene que pesar 70Kg. Se va a sentir bien consigo mismo y va a ser feliz siendo lo que es. Yo siempre fui en el grupo la “gordita”, esa que sacaban a bailar para hacerle el aguante a alguien, la “paleta”, la que siempre estaba sola. Pero YA NO MAS!. Hoy me decidí a hacerme valer por mi misma, a ser linda a mi manera y no como los demás me dicen sea. A ser una chica que lo único que busca es estar en las pupilas de quien realmente me desee y no de quien “haga el aguante”. Ya no voy a soportar un minuto más que me usen. Si he de pasar desapercibida, lo haré. Pero ya no voy a ser más
JUGUETITO DE NADIE!!

sábado, 24 de septiembre de 2011

More than words


Digamos que nunca fui de escribir pavadas, siempre mis composiciones fueron y son una forma de desahogarme y sacar afuera mis penas, mis anhelos, mis sueños, esas cosas que si se las dijera a alguien me dirían que miro muchas novelas, que de hecho las miro, pero no soy de esas que creen que las novelas son reales. Escribo desde que soy chiquita, porque soñaba con ser una gran compositora de música rock, lo cual con los años y mis experiencias fui dejando de lado; ya de grande me dedique más a escribir poemas y cuentos, porque mis experiencias y los malos momentos que estaba pasando hacían que el escribir sea mi terapia personal. A los catorce fue la primera vez que escribí un poema, recuerdo que hablaba del amor y las ganas que tenia de decirle te amo al chico que me gustaba desde los diez años y con el cual había empezado a tener contacto nuevamente después de tantos años. En ese poema hable del miedo que le tenía al rechazo de ese chico, supongo que todos alguna vez pasaron por eso, de tener un fuego en la garganta que solo se paga diciendo lo que se siente. A mí solo me paso dos veces, con mi segundo novio y con el chico que ame durante más de 6 años. A pesar de que a mi primer novio lo ame, como se lo venía diciendo desde el primer mes y estando insegura de mis sentimientos, para cuando estaba segura de que lo amaba simplemente tuve que mirarlo a los ojos y decírselo, es decir, no tuve que analizar nada. Al chico que me gustó desde los diez se lo dije por carta, creo que fue más vergonzoso que si se lo hubiera dicho personalmente, después de eso me tuve que enfrentar no solo a su rechazo sino que también a que me diga que me aleje para no tener problemas con su novia. Con el chico que fue mi novio sí que fue especial, porque me guarde ese te amo hasta que no aguante más, hasta que ese fuego terminara por calcinar mis cuerdas vocales, fue muy tierno, el lugar donde se lo dije no lo era, pero el momento sí. Recuerdo que salimos con mi amiga y su novio a un bar que quedaba a unas pocas cuadras de su casa. Estuvimos toda la noche, o casi toda la noche ahí. Ese fuego en mi garganta se hacía notar, pero yo no quería que saliera por miedo a apresurarme o por temor a que el no sintiera lo mismo. Después de analizarlo me dije “es ahora o nunca” y después de un “te quiero” dije ese “te amo”, y al instante mientras me besaba ese fuego desapareció, y solo sentí un “te amo” de su parte. Todo a nuestro alrededor se quedó en silencio. Creo que hasta el tiempo se detuvo. Se detuvo en ese beso, en ese abrazo y un “te amo” que me susurró al oído. Fue la sensación más linda que viví en mi vida.
Lo que siempre escribí y por eso soy muy buena haciéndolas, son las cartas. Al chico que me gusto desde los diez le escribí muchísimas, al principio para ser amigos y con el pasar del tiempo para buscar una oportunidad de que me deje demostrarle que podía der feliz conmigo, lo cual después no paso, pero bueno, eso es otra parte de la historia. La cosa es que las cartas no solo presentaban palabras, sino que expresaban en absoluto lo que yo sentía, era fácil saber en qué mentía, en que decía la verdad, en que exageraba, en que minimizaba, que cosas pasaba por alto, en una carta mía es fácil saber hasta el momento por el que estoy pasando sin necesidad de que lo escriba directamente, sin que escriba “me pasa esto” o “siento aquello”. Es raro, pero cierto.

viernes, 23 de septiembre de 2011

¿Uno cosecha lo que siembra?

Me levante con la ilusión de que hoy se me diera con el chico con el que venía hablando hace ya casi un mes. Desperté pensando en lo lindo que iba a ser el día. Hice buena letra para que mi mama me lleve a tomar el colectivo, pero nada de eso fue suficiente para que el destino me diera la oportunidad de que algo pasara. En realidad algo paso, pero no lo que yo esperaba. Cuando estaba esperando el colectivo, a eso de la una y algo, me llego el mensaje que me había mandado pasadas las diez y media. Me decía que ya no quería nada, que no se sentía cómodo y que prefería dejarlo así. No tengo por qué juzgarlo, por qué tomarle bronca o rencor y mucho menos tengo motivos para desearle el mal. Los dos sabíamos desde el principio que esto podía pasar. Le explique mi postura. Yo no quiero nada serio. El tampoco. Lo entendió. Nos entendimos. De todos modos no quiere nada. Aun no entiendo los por qué. Lo sospecho. Y estoy segura de que mi cuerpo tiene mucho que ver en su decisión. Es obvio. Él está acostumbrado a chicas mucho más lindas, chicas que se ven bien, no a minas como yo que lo único que tienen de bueno en el cuerpo son un par de gomas gigantes. De ahí en más no tengo nada que llame. Los pibes no me miran y eso hace que mi ego este por debajo del piso. No soy pretenciosa, no me fijo en lo superficial, nunca fui así, sin embargo ellos son así conmigo. Dicen que uno cosecha lo que siembra. Yo dudo mucho de que esto sea así.